Algo que Leer: El Libro de los Portales

dimecres, 1 d’octubre del 2014

Título: El Libro de los Portales
Autor: Laura Gallego
Idioma original: Español
País: España
Editorial: Licencia editorial para Círculo de Lectores por cortesía de Editorial Planeta
Primera Edición: 2013
Número de páginas:  503 pág.
Género: Fantasia, Juvenil
ISBN: 9788467255614

Sinopsis: 
“Los pintores de la Academia de los Portales son los únicos que saben cómo dibujar los extraordinarios portales de viaje que constituyen la red de comunicación y transporte más importante de Darusia. Sus rígidas normas y su exhaustiva formación garantizan una impecable profesionalidad y perfección técnica en todos sus trabajos. Cuanto Tabit, estudiante de último año en la Academia, recibe el encargo de pintar un portal para un humilde campesino, no imagina que está a punto de verse involucrado en una trama de intrigas y secretos que podría sacudir los mismos cimientos de la institución.

Algo que decir:
Hacía bastante tiempo que no leía nada de Laura Gallego, y lo cierto es que ya venía teniendo ganas. Diría que es de mis autoras españolas favoritas y, aunque no siempre me complacen los desenlaces de sus historias -en efecto, tenemos un pequeño desacuerdo con eso-, sí creo que es una gran escritora y que en su género de fantasía juvenil no tiene nada que envidiar a autores extranjeros y es que, porfavor, tenemos buenos escritores también aquí!
Como dato: la primera obra de Laura Gallego que llegó a mis manos fue la trilogía Memorias de Idhún, la cual conservo con gran cariño y, aunque he leído otras novelas suyas que probablemente sean mejores en muchos niveles, sigue siendo mi favorita.

El Libro de los Portales comienza narrando la visita de un par de maeses a una mina de bodarita, lugar donde se extrae el mineral rojo que emplean para pintar sus portales. La visita inesperada tiene como objeto conocer la razón por la cual las cargas de mineral enviadas a la academia son cada vez menores y, por otro lado, investigar el reciente descubrimiento de una beta de bodarita de un inusual color azul por parte de uno de los operarios de la mina, el joven Tash. Se desconoce la utilidad o falta de ella de éste nuevo tipo de mineral, pero los maeses parecen muy interesados en saber más sobre él, y cualquier esperanza de prolongar la vida útil de la explotación minera será bienvenida por los trabajadores...
Paralelamente, conocemos a Tabit, quien presumiblemente está destinado a llevar el mayor peso de la trama argumental: se dirige a una humilde granja perdida en un rincón de Darusia, donde se le ha encargado que pinte un portal. Este portal no solamente supone una gran oportunidad de prosperar para el campesino que tan duramente ha ahorrado para costeárselo, sinó que representa también para Tabit la oportunidad de pintar su primer portal funcional y completar así sus estudios, convirtiéndose así en maese. Debido a esto, es una sorpresa para todos cuando su proyecto, ya a punto de empezar, es repentinamente cancelado por los altos mandos de la Academia...

A raíz de estos incidentes, aparentemente aislados, comenzará a entretejerse una complicada trama que involucrará a toda una suerte de variados personajes, atrayéndolos en una red de intrigas y medias verdades que sostiene en precario equilibrio los cimientos de una Academia quizás no tan transparente como todos creían.

El Libro de los Portales no consiguió, de entrada, llamar mi atención por su sinopsis. Más sincera no puedo ser. Eso es algo importante, a mi modo de ver, y es que no es una de esas sinopsis que dices "claro, es que no tiene nada que ver con el contenido!" de hecho, es bastante fiel al contenido, pero tenía un "algo" que me decía a gritos... ¡aburrido! ¡aburrido!
Nada más lejos de la verdad. Aunque sí es cierto que me costó un poco entrar en la historia, porque los primeros capítulos son bastante introductorios y se dedican mucho, con motivo por lo demás, a explicar todo el cotarro: qué es Darusia, en qué situación socioeconómica se encuentra, qué posición ocupa, y por qué razón, la Academia respecto a esto... es un mundo amplio y complejo, como acostumbran a serlo, el que ha inventado Laura en su novela, y arrastrar al lector hasta las calles de Darusia, hasta los pasillos de la Academia, le toma quizás más páginas de las que yo hubiera querido, pero sin embargo a medida que lo consigue la historia se anima rápidamente. Un problema lleva a otro, y a otro, y a otro, formando un rompecabezas del que continuamente crees adivinar la solución, pero ésta es esquiva y en el último momento se esconde tras un nuevo enigma. Los personajes, quizás no me han parecido tan entrañables como recuerdo a los de Memórias de Idhún (soy una incondicional, lo siento!), o la historia me ha parecido tan redonda como La Emperatriz de los Etéreos (que también, me pareció algo especial), pero entre unos y otros consiguieron engancharme y hacerme tomar la novela con muchas más ganas de las que de entrada suponía. Considero un triunfo el hecho de que ésta novela logró tenerme continuamente volviendo la página para comprobar unos u otros detalles, para buscar pistas que me hubieran pasado por alto, y es que la solución al misterio siempre parecía estar ahí mismo y yo me ponía negra al dar vueltas y más vueltas al asunto sin llegar a ningún punto. Daban ganas de coger y zarandear fuerte a ésta gente y decirles "dejad ya de marearme!", pero en lugar de eso seguía leyendo y no podía soltar el libro porque, claro, ¿qué?
Al final, como suele ocurrir, efectivamente la solución a todo el misterio estaba allí mismo, sólo que dieron más vueltas que un molino para encontrarla. Las últimas...  30 páginas, para mí son las peores del libro. Y no es porque me parezca que tiene un mal final, no. Pero sí creo que ocurren algunas cosas que simplemente parecen pilladas por los pelos, como si ya tocara terminar y no supiéramos qué hacer con eso. La acción final me parece demasiado precipitada, después de tantas idas y venidas; no diría que es tanto demasiado fácil (porque no, no es esa la palabra) como demasiado rápida: parece que se pierdan detalles allí enmedio, y que te hayan tenido 500 páginas en vilo para confesarlo luego todo de un plumazo. Termina y lo único que puedes decir es: ok.

A la pregunta de rigor, ¿lo recomiendo? contesto que sí, pero no tan convencida como en otras ocasiones. Me parece un buen libro, entretenido, y tiene algunos trozos realmente, muy inspirados. En otros aspectos, como ya comento, quizás me decepcionó un poco, puede que por lo que venía hablando de que tenía muchas ganas de leer algo de Laura Gallego y porque después del principio lentote, al ver que se ponía tan bien elevé demasiado mis expectativas.

Para hacer boca (fragmento extraído de una página al azar): 
“…
Tabit se olvidó de comer. Pasó el resto del día en la biblioteca, leyendo tratados sobre el tema. Sin embargo, no encontró ninguna mención a la bodarita azul.
Apartó un enorme mamotreto, con un suspiro de cansancio, y se frotó los ojos. Tenía la esperanza de que, en algún momento de su historia, la Academia hubiese experimentado ya con bodarita azul, o que hubiesen aceptado, de forma excepcional, algún cargamento de aquella variedad procedente de alguna mina. Pero no había ninguna referencia al respecto, y eso solo podía significar que, en realidad, la bodarita azul no servía para pintar portales.
Se preguntó si valía la pena empezar a leer manuales de Arte de Portales, por si en alguna parte existiera algún antiguo portal de color azul, pero desechó la idea.
-¡Tabit, estás aquí! -dijo entonces una voz junto a él, sobresaltándolo-. Te he buscado por todas partes.
El joven se volvió. A su lado estaba Caliandra, con los ojos relucientes de emoción.
-Creo que he descubierto algo -le dijo, sin ceremonias.
-Ah, pues ya has tenido más suerte que yo -gruñó él.
Cali examinó el título del libro que había estado leyendo su compañero:
-¿Bodar de Yeracia: vida y semblanza? ¿Estás haciendo alguna clase de trabajo para maese Torath? ¡Pero si Historia de los Portales es una asignatura de primer curso!
-Buscaba pistas sobre la bodarita azul -suspiró Tabit-, pero no ha sido buena idea.
-Yo, en cambio, creo que he encontrado algo en el portal que dibujó maese Belban. Ven, te lo enseñaré.
…”

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