Título: La Niña de
las Tinieblas [The Little Girl Who Lives Down the Lane]
Autor: Laird Koening
Idioma
original: Inglés
País: EUA
Editorial: Licencia editorial para Círculo de Lectores, cedida por Editorial Pomaire
Primera Edición: 1975
Traducción: Sebastián Martínez y Luis Gil Cubierta
Número de
páginas: 230
Género: Juvenil, Misterio, Thriller
ISBN: 9788422606801
Sinopsis:
"Rynn
Jacobs tiene trece años el verano que ella y su padre se trasladan desde su
Inglaterra natal a vivir a un pueblo pequeño en la costa de los Estados Unidos.
Él es un poeta famoso que ha criado a su hija aislándola de aquellos que
"pretenden decirte cómo vivir", consiguiendo que la pequeña sea mucho
más autosuficiente que cualquier otro niño de su edad.
Los Jacobs alquilan la casa del final del sendero, porque a Rynn la enamoran las zinnias y el colorido del jardín al final del verano, y el hecho de que la casa se encuentre algo aislada del pueblo no parece importarles.
Sin embargo, distintos peligros rondan a la pequeña Rynn, el peor de todos la familia Hallet, que les ha alquilado la casa. La madre es una metomentodo que no deja de incordiar a la pequeña, porque en realidad está muy arrepentida de haberles dejado la casa... Es consciente de que el padre de la niña está mucho tiempo extrañamente ausente, sabe que su hijo siente una malsana atracción por las jovencitas, y le preocupa que Rynn, con su belleza de adolescente, pueda desencadenar una desgracia.
La consigna que Rynn ha recibido de su padre es "haz lo que tengas que hacer para sobrevivir" y, sin lugar a dudas, está capacitada y dispuesta a cumplirla."
Los Jacobs alquilan la casa del final del sendero, porque a Rynn la enamoran las zinnias y el colorido del jardín al final del verano, y el hecho de que la casa se encuentre algo aislada del pueblo no parece importarles.
Sin embargo, distintos peligros rondan a la pequeña Rynn, el peor de todos la familia Hallet, que les ha alquilado la casa. La madre es una metomentodo que no deja de incordiar a la pequeña, porque en realidad está muy arrepentida de haberles dejado la casa... Es consciente de que el padre de la niña está mucho tiempo extrañamente ausente, sabe que su hijo siente una malsana atracción por las jovencitas, y le preocupa que Rynn, con su belleza de adolescente, pueda desencadenar una desgracia.
La consigna que Rynn ha recibido de su padre es "haz lo que tengas que hacer para sobrevivir" y, sin lugar a dudas, está capacitada y dispuesta a cumplirla."
Algo que decir:
Casi a última
hora, decidí presentar una reseña de éste libro en lugar de la que había
prometido sobre It, algún tiempo atrás cuando me inscribí al reto de Halloween propuesto por InésM en
su blog Inés y sus libros. El reto consistía en
publicar a lo largo del 31 de Octubre aprovechando la noche de brujas una
reseña sobre algún libro con cierto ambientillo y yo me animé muy rápido con el
libraco del amigo Stephen King, pero lo cierto es que luego no tuve apenas tiempo
para dedicarme a leer... y es que estoy en esa etapa tan entrañable en que te
levantas a las 6 de la madrugada y no regresas a casa hasta las 22, algo así
como medio muerta y, bueno... no sirve mucho como excusa, pero sí es también
una parte importante del motivo de que no pudiera terminar el libro a tiempo el
hecho de que es TAN gordo, que me resulta imposible trajinarlo en el bolso: me
lo llevé en un par de ocasiones para leer en el metro y en los ratos muertos,
pero aparte del bulto que hacía y que no me cabía nada más si lo llevaba,
empezó a darme miedo que se dañara con tanta ida y venida así que finalmente
deseché la idea de convertirlo en libro-viajero.
En fin! A lo
que íbamos: no me ha dado tiempo de terminar It, ni de lejos. Quiero
leérmelo con calma, disfrutarlo porque bien lo merece, y ya hablaré de él
próximamente.
La Niña de las Tinieblas es un libro muy especial para mí, de modo que en realidad estoy contenta de haber encontrado en la presente la ocasión perfecta para hacerle un huequito en el blog.
Di con él hace
ya bastantes amos, de pura casualidad, en una etapa mía en que no leía, sino
que devoraba libros, con lo cual continuamente me estaba quedando sin material
nuevo y terminé acudiendo a la biblioteca materna: mi madre siempre ha sido muy
del palo también, de hecho fue ella quien desde pequeña me inculcó el gusto por
la lectura (infinito agradecimiento)... en fin, eso, que rescaté ésta joyita
que andaba perdida entre las filas más rezagadas y, vaya usté a saber por qué
motivo, me dio por leérmelo. Y lo de la motivación es realmente una incógnita a
tener en cuenta, básicamente porque ésta es una de esas ediciones antiguas de
antes de que se popularizara la amiga sinopsis, de modo que debió ser por fe
mía de la época, a saber!
El caso es, que
tal como lo abrí me quedé enganchada, casi literalmente, y no pude soltarlo ni
para ir al baño hasta que terminé con él: es una de esas historias que no
destacan por la complejidad de su trama, ni por la multitud y variedad de
personajes, ni por lo trepidante de su desarrollo... pero que encuentran el
modo de secuestrarte. Creo que la clave reside en el modo en que el autor juega
con la atmósfera de la historia: La Niña de las Tinieblas te atrapa
lentamente y con discreción, la trama se desenvuelve lánguidamente,
consiguiendo el punto justo de tensión y sin terminar de retirar del todo en
ningún momento ese velo de misterio tan característico... y tú sigues leyendo,
esperando que ocurra "algo" que nunca termina de llegar y que, de
repente, haga encajar todas las piezas.
Es complicado contagiar el entusiasmo por un libro así a terceras personas. Lo sé de primera mano, y es que lo intenté reiteradamente en su día: lo presté en dos ocasiones, a personas distintas, y no dejé de indignarme por el hecho que ni una ni otra le dieron siquiera una oportunidad antes de aparcarlo a la pila de los "paluegos", con mi consiguiente berrinche posterior para conseguir que me lo devolvieran pues, claro, como no se lo habían leído todavía eones después...
Es curioso
porque, efectuando la investigación de rigor (que sí, la hago, aunque luego me
la f*lle) previa a la reseña del libro, me sorprendió en primer lugar que no
circula demasiada información acerca de éste título ni de su autor; son
bastante desconocidos y, mira tú por donde, la poca gente que encontré
comentándolo por la red contaba su experiencia descubriendo el libro en
circunstancias parecidas a las mías, en plan "encontré este libro perdido
entre la colección de mi madre, por pura casualidad me lo leí y, contra todo
pronóstico, se convirtió en uno de mis favoritos". Me hizo casi ilusión,
ya que debido a mi aparente incapacidad para contagiar las ganas de leerlo, me
sentía como incomprendida, me indignaba estar enamorada de algo que no conocía
ni Cristo, y por lo cual no conseguía que nadie se interesara... Bueno, por lo
menos ahora veo que no soy la única, y es que aunque mal de muchos sea consuelo
de tontos, me da un poco igual: da gusto sentirse acompañada!
Como conclusión
lógica: recomiendo muy encarecidamente ésta lectura. Estoy (casi) segura de que
no defraudará, y me alegraré mucho si al terminarla me contáis qué os pareció.
También: en
1976 se estrenó de la mano de Nicolas Gessner la adaptación cinematográfica,
homónima en EUA y traducida, de forma más literal que en su predecesora
literaria, La Muchacha del Sendero en España. Todavía no tuve ocasión de
verla, el reparto suena interesante pero desconozco qué tal resultó a la
práctica.
Para hacer boca (fragmento extraído de una página al azar):
"…
Rynn se apartó
de la silla de Mario y fue hasta la chimenea.
-Nunca se está
menos ocioso que cuando se está totalmente ocioso, ni menos solo que cuando se
está totalmente solo -no parecía tanto estar hablando con él como tratando de
reconfortarse ella.
Mario,
examinando el hueso de la costilla, se encogió de hombros para demostrar que no
estaba impresionado.
-Eso lo dijo
Cicerón -explicó ella.
-¿Sí? Bueno, no
te pregunté lo que dijo Cicerón. Te pregunté por ti.
-Cicerón y yo
estamos de acuerdo.
-¿En cuanto a
estar sola?
-Así es.
Mario se volvió
a medias en su silla. La chica lo estaba mirando.
-No estoy muy
seguro de que eso sea normal.
-Quizá no lo
sea para ti.
-¿Y si estás
aquí sola y pasa algo?
-¿Como qué?
-Cosas. Pueden
pasar cosas. Como le pasó a esa vieja en Sag Harbor, a la que hallaron
estrangulada con una media.
Mario miró a la
chica, para ver si sonreía. No había sonrisa en el rostro blanco que
contemplaba el fuego. Él fue hasta la ventana delantera y miró la oscuridad,
por entre las cortinas.
..."