Algo que Leer: Un Saco de Canicas

dimarts, 24 de setembre del 2013


Título: Un Saco de Canicas [Un Sac de Billes]
Autor: Joseph Joffo
Idioma original: Francés
País: Francia
Editorial: Grijalbo Mondadori, S.A. Colección Mitos de Bolsillo
Primera Edición: 1973
Traducción: Lluís Maria Todó
Número de páginas: 290 pág
Género: Novela Histórica, Drama, Autobiografía
ISBN: 9788439703044

Sinopsis:
"El peluquero Joffo, un honrado judío establecido en el París ocupado por los nazis, decide dispersar a su familia para evitar el cruel y previsible destino que les espera. Sus hijos Joseph (el autor de esta obra) y Maurice tienen, a sus diez y doce años, que sobrevivir solos en un universo desquiciado, en el que la barbarie, la amistad, la picaresca y, sobre todo, el miedo imponen una sola ley: la supervivencia."

Algo que decir:
Otra publicación más recogiendo el testimonio de (en este caso, y por fortuna) un superviviente al holocausto, porque creo que nunca serán suficientes para ilustrar la barbarie y todo el mundo debería ser consciente de ello.

Nacido en 1930, Joseph Joffo tenía sólo 10 años cuando su padre les empujó a su hermano Maurice y a él a la oscuridad de la noche con 5000 francos y la orden de abandonar un París que había dejado de ser amable para los judíos. El pequeño Joseph, aún sin comprender exactamente el significado de la palabra judío, comprendió enseguida que a coste de su propia vida debía renegar de ello mientras comenzaba junto a su hermano el largo viaje hacia el lejano Menton, en la costa Mediterránea, donde los esperaban sus hermanos Henri y Albert. Ambos vivieron todo tipo de situaciones a partir de ese momento, constantemente perseguidos por el inexorable azote de la guerra que les pisaba los talones en una huida enloquecida que marcaría para siempre sus vidas.

Para hacer boca (fragmento extraído de una página al azar):
"…
Seis días.
Seis días hace ya que nos tienen detenidos y no nos sueltan. Hubo otro interrogatorio la mañana del tercer día y otro la tarde del cuarto. Y desde hace dos días, nada. Maurice ha preguntado al intérprete cuando nos cruzamos con él en un pasillo. Parece que están tramitando nuestro expediente, y que los alemanes esperan algún hecho más decisivo para clasificarlo de forma definitiva: es decir, para liberarnos o deportarnos.
Todos los servicios están sobrecargados de trabajo. Hay un movimiento incesante en el vestíbulo, en los dos salones y en los pasillos de los pisos. Las escaleras están siempre atestadas de S.S. de paisano y de militar. Están los servicios de identidad, los de verificación, los de entrega de Ausweiss, de control de domicilios. Día tras día, en los pasillos se encontraban las mismas caras, la misma palidez, las mismas arrugas de cansancio y de miedo; en el descansillo del segundo piso hay un hombre que lleva tres días esperando de pie, viene a primera hora y se marcha al caer la noche. ¿Quién es? ¿Qué quiere? ¿Qué documento viene en vano a buscar? Todo me parece absolutamente incomprensible, sobretodo este contraste entre los ladridos de los cabos de las S.S. que empujan al rebaño por las escaleras (por sus gestos y sus voces noto que les gustaría pegar y matar) y por otra parte esas investigaciones meticulosas, esa selva de tampones manejados con mezquindad, las huellas, las firmas, una meticulosidad que me fascina. ¿Cómo pueden ser a un tiempo asesinos y chupatintas quisquillosos y aplicados?
..."

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