Título: Los Hijos de la Tierra III - Los Cazadores de Mamuts [Earth's Children III: The Mammoth Hunters]
Autor: Jean M. Auel
Idioma
original: Inglés
País:
EUA
Editorial:
Licencia editorial para
Círculo de Lectores por cortesía Maeva Ediciones, S.A.
Primera
Edición: 1985
Traducción:
Edith Zilli
Número
de páginas: 778 pág
Género: Narrativa, Histórica
ISBN: 9788422645313
Sinopsis:
"-¡Mira
esto, Jondalar! ¿Alguna vez has visto algo semejante?
Él
cogió el objeto y lo observó con atención. Luego miró a la joven con cierto
respeto religioso.
-Es
una señal. Una señal de mi tótem, Jondalar. El espíritu del Gran León
Cavernario me dice que he tomado la decisión correcta. ¡Quiere que yo sea Ayla
de los Mamutoi!"
Algo
que decir:
Tercera entrega de la célebre saga de
ambientación prehistórica Los Hijos de la Tierra, de Jean M. Auel.
Terminando el segundo
volumen Ayla y Jondalar, por fin juntos, encontraban un grupo de cazadores
Mamutoi en los alrededores de su pequeño valle. Era el primer encuentro de Ayla
con gente de los otros, salvo Jondalar, y a pesar del recelo inicial
pronto la sorprendió ver que toda esa gente se acercaba a ellos sonriendo y con
actitud amigable.
Los Cazadores de Mamuts cuenta cómo Ayla y
Jondalar ingresan en el campamento Mamutoi por lo que inicialmente debían ser
unos pocos días, que se dilatarán de forma indefinida a medida que los diversos
integrantes de la tribu tomen afecto a los recién llegados y a sus acompañantes
equinos.
La llegada de Ayla, con su extraña habla y
costumbres, acompañada de los dos caballos y rodeada por una fuerte aura de
misterio, trastocará los cimientos del campamento Mamutoi, quienes pronto le
atribuirán extraños poderes y habilidades mágicas con las que creen que subyuga
a las bestias y se comunica con los espíritus. Nadie quedará indiferente antes
sus habilidades como cazadora, o ante el gran avance que suponen sus
"mágicas" piedras de hacer fuego, pero lo que verdaderamente chocará
con sus creencias y costumbres será el hecho de descubrir los orígenes de la
extraña muchacha: comprender que hay inteligencia en los llamados "cabezas
chatas", que responden a patrones jerárquicos tan estrictos, que veneran a
sus espíritus de modo parecido al que ellos usan para honrar a los suyos... que
poseen un complejo sistema de comunicación mediante signos; todas estas
revelaciones calarán hondo en los integrantes del poblado quienes con mayor o
menor celeridad cederán al aceptarlas e incluso adoptarán algunas de esas
costumbres con el interés y la curiosidad de quien participa en un juego.
El carácter generoso y conciliador de Ayla le
permitirá hacerse un hueco incluso en los corazones de los más escépticos, pero
a medida que la joven se integre en el que apunta a convertirse en su nuevo
hogar entre ella y su amado Jondalar se abrirá una grieta cada vez más
grande...
Comentaba del segundo libro en su día, que me
había costado un poco más terminarlo que el primero... así ha sido también con
éste, y mantengo la esperanza de que esta tendencia no siga a la alza con los
siguientes.
Me llené la boca no tanto tiempo atrás diciendo
que Ayla era una protagonista como Dios manda, que me gustaba porque los tenía
bien puestos y sin ser necesariamente una badass hacía lo que creía
oportuno en cada momento, les gustara a los demás o no, y eso para mí era algo
muy a tener en cuenta en una sociedad como la descrita por Auel; sin embargo,
debo admitir que cada vez más estoy dejando de pensar en estos términos. El
segundo libro me resultó algo aburrido, porque carecía de apenas interacción
entre los distintos personajes y eso resultaba bastante duro para el lector,
pero como ya comenté me parecía también lógico ya que se trataba de ilustrar
precisamente la desolación que suponía para Ayla el hecho de vivir aislada, en
completa soledad y con la única compañía de los animales a los que iba
recogiendo de forma esporádica. Este tercer libro, me ha resultado más que
aburrido, difícil de leer: llegó un punto en que me harté mucho de que a cada
par de páginas se maravillara todo cristo con el tema de Whinney y Corredor,
que se le diera tantísima importancia a que la chica anduviera arriba y abajo a
caballo que, ok, la cosa es sorprendente y demás pero llega un punto en que una
se cansa de volver a leer lo mismo una y otra vez. También siguiendo con el
tema de la repetición, me aburrí en ésta entrega de las escenas de sexo (las
cuales no me parecen especialmente muy pallá, por cierto) y de tanto mareo con
que si Jondalar la quiere, que si no la quiere, que si Ayla llora por los
rincones, que si él también se va a la esquina opuesta a lloriquear, que si
Ranec también es un llorón... sobre este asunto, todo el mundo lloraba mucho,
todo era un grandísimo drama, y yo pensaba "¡Haceros un trío y dejad de
dar por culo!".
En fin, esas fueron, en líneas generales, mis
impresiones mientras leía Los Cazadores de Mamuts... sigo recomendando
la saga, porque soy una cabezota y también porque espero que la cosa se defina
un poco más a partir del siguiente, que se deje de dar tantísima importancia a
según qué cosas y que haya, quizá, un poco más de trama? Creo que soy un poco
ilusa: espero que no. Hace algún tiempo leía La
Historia de Lisey, de Stephen King, y me resultó como gracioso, un fragmento
en que se decía que Lisey leía ésta saga pero que estaba un poco harta de los
trogloditas de Auel... yo estoy un poco igual: Lisey, me caes bien, tu sí que
me comprendes!
Para
hacer boca (fragmento
extraído de una página al azar):
"…
-Ayla,
¿acaso no nos han recibido bien? ¿No han sido casi todos buenos y generosos?
-Sí,
nos han recibido bien. Los Mamutoi tratan de ser generosos con sus huéspedes,
pero aquí somos sólo visitantes y es hora de partir.
Jondalar
arrugó la frente, preocupado, mientras restregaba los pies contra el suelo, con
la vista baja. Quería decir algo, pero no sabía cómo expresarse.
-Ayla...
eh... te dije que podía ocurrir algo así... si hablabas sobre... bueno... sobre
la gente con la que vivías. Las personas, en su mayoría, no... no piensan de
ellos lo mismo que tú. -Levantó la vista-. Si no hubieras dicho nada...
-¡Yo
habría muerto de no ser por el Clan, Jondalar! ¿Vas a decir que debo
avergonzarme de los que me cuidaron? ¿Crees que Iza fue menos humana que
Nezzie? -estalló Ayla.
-No,
no, no es lo que he querido decir, Ayla. No digo que debas avergonzarte. Sólo
que... no hace falta hablar de ellos a gente que no comprende.
-No
estoy segura de que tú mismo comprendas. ¿De qué debo hablar, en tu opinión,
cuando me preguntan quién soy, de qué pueblo? ¿De dónde vengo? Ya no soy del
Clan, porque Broud me maldijo y para ellos he muerto. ¡Pero ojalá que así
fuese! Al menos ellos acabaron por aceptarme como curandera. No me habrían
impedido ocuparme de una mujer que necesita atenciones. ¿Sabes lo terrible que
es verla sufrir y no poder ayudarla? ¡Soy curandera, Jondalar!
..."
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