Título: He Jugat
amb els Llops
Autor: Gabriel Janer Manila
Idioma
original: Català - Mallorquí
País: Catalunya
Editorial: La Galera, SAU Editorial. Segell Bridge.
Primera
Edición: 2010
Número de páginas:
164
Género: Biografía, Infancia, Juvenil
ISBN: 9788424635190
Sinopsis:
"Jo era molt petit, devia tenir sis anys, quan un dia, abans que fos
de nit es presentà un home que jo no havia vist mai. Donà uns diners al pare, em
va agafar pels braços i em va pujar al cavall. Partírem. El meu pare m'havia
venut com es ven una cabra."
Y en
Castellano:
"Yo era
muy pequeño, debía tener seis años, cuando un día, antes de que oscureciera se
presentó un hombre que yo no había visto nunca. Le dio un dinero a papá, me
agarró por los brazos y me subió al caballo. Marchamos. Mi padre me había
vendido como se vende una cabra."
Algo que decir:
Gabriel Janer
Manila, mallorquín nacido en 1940 que creció y fue educado en los difíciles tiempos
de la postguerra, dato que marcaría profundamente su posterior obra literaria,
en la cual se reflejan usualmente relatos sociales en el interior del marco
bélico.
Ejerció durante
15 años en distintos colegios rurales y suburbanos, se licenció en Pedagogía en
1970 y ocho años después presentaba su tesis, sobre "La Problemática
Educativa de los Niños Selváticos. El caso de Marcos", un estudio
sobre el caso de un niño que vivió abandonado durante 13 años en las montañas
de Sierra Morena, y en el testimonio del cual basó también ésta novela, 36º
Premio Joaquim Ruyra de Narrativa Juvenil, 2009.
Marcos Rodríguez Pantoja, más conocido como El Salvaje de Sierra Morena,
perdió a su madre a la edad de 3 años. Su padre encontró una nueva mujer, quien
se convertiría para el pequeño en la "madrastra malvada" y, cuando él
tenía siete años, fue vendido a un ganadero que lo envió a vivir con un pastor en
medio de la sierra de Cardeña. Dos años después, éste desapareció dejando a
Marcos solo en la inmensidad de la Sierra, con la única compañía de las cabras
que siguió cuidando durante los años que siguieron, hasta que en 1965 fuera
"cazado" por la guardia civil y reinsertado a la fuerza en una
sociedad que le resultaba en su mayor parte desconocida. La policía nunca presentó
cargos contra su padre quien, en aquellos tiempos, vivía aún, y que al
reconocerlo sólo le reprochó el "haber perdido la chaqueta".
Durante todos
aquellos años de aislamiento social, durante los cuales tan sólo recibió unas
pocas visitas de su patrón que ocasionalmente venía para llevarse a los
cabritillos y le dejaba un saco de pan duro, los lobos fueron la familia de
Marcos. Vivió en, y de, la naturaleza y probablemente fuera su imaginación la
que lo salvara de terminar completamente loco, como explica Janer Manila quien
durante el estudio para su tesis se entrevistó en varias ocasiones con él.
Marcos aprendió a hablar de nuevo instruido por un sacerdote, y fue internado
después en el madrileño Hospital de Convalecientes de la Fundación Vallejo
hasta su posterior reinserción como adulto en la sociedad. Realizó el servicio
militar y trabajó como pastor y en la hostelería, sufriendo numerosos timos y
engaños a causa de su desconocimiento de la sociedad y del significado del
dinero. Residió en Fuengirola (Málaga) e incluso durante algún tiempo dentro de
una cueva, y actualmente se encuentra establecido en la población gallega de
Rante junto a una persona de su confianza. Desarrolló cierta animadversión
hacia los sonidos y olores de la ciudad y sigue mostrando una clara inclinación
hacia la vida de campo, manteniendo un lazo especial con los animales, entre
los que se siente más seguro que junto a los hombres.
Inspiró también Entre Lobos, la producción cinematográfica
del cordobés Gerardo Olivares...y que creo que merece una entrada individual.
Para hacer boca (fragmento extraído de una página al azar):
“…Venia aquell home. L'acompanyava un altre. No deien ni una sola paraula.
Anaven per feina. S'enduien els cabrits. Portaven un sac de rosegons de pa i
me'l deixaven allà tirat, com si fos per als porcs. Tanmateix, quan havien
partit, els llançava a les cabres.
Tornava a preguntar-los:
-Heu sabut alguna cosa d'en Damià? Se'n va anar de nit i va desaparèixer.
Ha passat molt de temps i no n'he tingut cap notícia. L'heu vist, vosaltres?
No volien parlar-ne. Entenia quasi tot el que em deien, però no sabia
respondre, perquè em costava conferir els mots, trobar els més avinents al que
volia dir. M'era difícil girar la llengua i expressar-me amb les paraules que
diuen els homes. Em resultava més fàcil entendre'm amb les bèsties.
..."
Y Traduzco:
"…Venia
aquél hombre. Lo acompañaba otro. No decían ni una palabra. Iban a lo que iban.
Se llevaban los cabritillos. Llevaban un saco de pan seco y me lo dejaban allí
tirado, como si fuera para los cerdos. Después de que se fueran, yo se lo
tiraba a las cabras. Les preguntaba de nuevo:
-Supisteis algo
de Damià? Se fue de noche y desapareció. Ha pasado mucho tiempo y no he tenido
noticias suyas. Lo habéis visto, vosotros?
No querían
hablar de ello. Entendía casi todo lo que me decían, pero no sabía
contestarles, porque me costaba formular las palabras, encontrar las más
adecuadas para lo que quería expresar. Se me hacía difícil volver la lengua y
expresarme con las palabras que dicen los hombres. Me resultaba más fácil
entenderme con las bestias.
..."
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