Algo que leer: La Sanguijuela de mi Niña

diumenge, 23 d’octubre del 2011


Título: La Sanguijuela de mi Niña [Bloodsucking Friends: a Love Story]
Autor: Christopher Moore
Idioma original: Inglés
País: EUA
Editorial: La Factoría de Ideas
Primera Edición: 1995
Traducción: Victoria Horrillo Maqueda
Número de páginas: 315
Género: Novela, Romance, Comedia
ISBN: 9788498006278

Sinopsis: “La vida de los vampiros es todo romanticismo y poesía... ¿o no?
Cuando la joven Jody se despierta una mañana con parte del cuerpo quemado y una sed de sangre terrible, tiene que enfrentarse a todos los aspectos prácticos de su nueva condición: dónde dormir, cómo conseguir sangre fresca, cómo mantener el tipo ante su madre... No parece una empresa fácil para una chica que no ha visto una película de vampiros en su vida. Jody coge la oportunidad por el cuello... literalmente.
La sanguijuela de mi niña es el hilarante relato de cómo Thomas trata de vivir con la mujer que ama... aunque ella esté muerta.”

Algo que decir:
Publicado en EUA en 1995, fue la tercera novela de Christopher Moore y la primera de su saga vampírica, completada con los títulos consecutivos You suck: a Love Story y Bite Me.
"Curiosamente", la primera parte en ser publicada en España fue la segunda novela de la trilogía; You suck (2007), aquí traducida como ¡Chúpate esa! (2008). La primera parte, Bloodsucking Friends, y la que nos ocupa en ésta ocasión, no fue publicada hasta 2009 y, finalmente, la tercera y última parte de la trilogía todavía no circula por el mercado editorial español... aunque confiamos que no tardará mucho.

Acostumbrados como nos tiene a su humor cabroncete, absurdo e hilarante, Moore nos deja de nuevo más que satisfechos en ésta ocasión, con una novela que nos muestra el lado menos estremecedor del vampirismo. Con múltiples referencias a célebres personajes de la novela vampírica, como Drácula [Bram Stocker] o Lestat [Anne Rice], retrata la "nueva vida" de Jody, una joven cualquiera: pelirroja, rata de oficina, llena de miedos e inseguridades, dependiente del sexo masculino... que repentinamente y sin saber cómo ni porqué se ve convertida en vampira. Despierta una noche sepultada bajo un contenedor de basura en un callejón mugriento, con una mano carbonizada y el vago recuerdo de haber sufrido un ataque... y descubre que todo ha cambiado: repentinamente posee una fuerza sobrehumana, la agudeza de sus sentidos raya lo absurdo, y en lugar de consumir alimentos, se pirra por hincarle el diente al imbécil de su novio.

De modo que, desorientada y completamente jodida, Jody decide dejarlo todo y abrazar ésta nueva vida, buscar un hombre que haga el trabajo sucio por ella y la mantenga a salvo, e intentar investigar sobre su actual condición.
Las cosas empezarán a ponerse feas cuando alguien comience a dejar cadáveres, asesinados en circunstancias insólitas, regados por toda la ciudad, y el círculo policial se estreche alrededor de la pareja...

A mí, como hasta ahora todas las novelas de Moore que he leído, me ha encantado. Reúne el punto justo de humor y de mala leche, condensado de forma muy legible y ligera de digerir. Quizá es cierto, que la segunda parte de la trilogía, ¡Chúpate esa!, tiene algo más de marcha, más mala leche... es más graciosa; está claro que no es lo mismo una 3ª novela que una 10ª (Chris, eres un gran tipo y te queremos igual), y supongo que debido a eso fue editada en España antes que La sanguijuela de mi niña; puede que también tuviera algo que ver en ello el que ésta fuera una producción posterior a El Ángel más tonto del mundo y Un trabajo muy sucio, siendo éstas las primeras novelas de Moore que pudimos disfrutar aquí en la tierra de los ibéricos.

Para hacer boca (fragmento extraído de una página al azar):
Estaba a punto de irse a vivir con una mujer y no sabía nada de mujeres. Quizás Jody no estuviera loca, quizás todas eran así y él era un ignorante. Echó un vistazo rápido a los índices de las revistas para hacerse una idea general de la mente femenina.
Allí había una pauta que se repetía. Los enemigos eran la celulitis, el síndrome premenstrual y los hombres que no se comprometían. Los postres deliciosamente ligeros, el matrimonio y el orgasmo múltiple eran los aliados.
Tommy se sentía como un espía, como si estuviera microfilmando las páginas debajo de un flexo en un cuarto oscuro de un castillo bávaro: en cualquier momento podía entrar una mujer con el uniforme de las ss y decirle que conocía formas de hacerle hablar. Aunque la verdad es que esto último no estaría tan mal.

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