Algo que Ver: Les Amours Imaginaires

dissabte, 14 de maig del 2011


Título: Les Amours Imaginaires
Año: 2010
País: Canadá
Idioma: Francés
Género: Drama
Duración: 111 minutos
Director: Xavier Dolan-Tadros
Escrita por: Xavier Dolan-Tadros
Productor: Xavier Dolan-Tadros, Carole Mondello, Daniel Morin
Reparto: Xavier Dolan-Tadros, Niels Schneider, Monia Chokri
Música: -varios-
Fotografía: Daniel Belza, Fabio Bobbio
Sinopsis: “Narra la historia de tres amigos íntimos que se ven involucrados en un triángulo amoroso. Pre estrenada en el Festival de Cannes (sección Un Certain Regard).”

Algo que decir: Les Amours Imaginaires, título aparentemente extraído del poema homónimo de Jorge Riechman, es la segunda película de Xavier Dolan-Tadros, quien ya fuera noticia durante 2009 por su aclamada y ampliamente galardonada primera producción titulada paradójicamente J’ai tué ma mère, dirigida, escrita, interpretada y financiada por sí mismo: “él se lo guisa y él se lo come”, como se diría por éstas tierras.

Nos presenta en ésta ocasión cierto retrato sobre los amores concebidos, vividos y consumados en la mera imaginación de sus intérpretes, y su extenuante riña por transfigurar la utopía en realidad. Véase: un particular triángulo amistoso, que se torna amoroso para dos de sus vértices.
Dícese bien aquello de que dos son compañía, pero tres son multitud: Francis (Xavier Dolan) y Marie (Monia Chokri) viven tan felices, tan campantes, compartiendo una de esas maravillosas asociaciones simbióticas de hoy en día: toda chica debe tener un amigo gay o, dicho de otra forma: todo gay debe tener una amiga del alma (esto no me lo saco yo de la manga, estas cosas son un poco así) y, de repente, se abren los cielos y aparece en sus vidas Nicolas (Niels Schneider, que también tuvimos el placer de ver en J’ai tué ma mère, sí), tío bueno donde los haya, divertido, alegre, inteligente, de mente abierta el tío perfecto, para ambos: así que mal, tenemos el drama servido. Quisiera constatar a este punto que las afirmaciones de la sinopsis “amigos íntimos” y “triángulo amoroso” son, como digo, bastante elásticos.
En medio del desarrollo de la trama, aparecen fragmentos, testimonios anecdóticos que documentan lo doloroso de la pérdida y del desamor y ratificando, al mismo tiempo, la necesidad que el hombre –entendido como especie, no como género- tiene del amor y el deseo, pese al dolor que su tenencia acarrea.

Tal premisa, a su modo sugestiva, se ve empañada entre singulares secuencias atestadas por el estilismo característico del realizador; Xavier Dolan pone tanto empeño en dejar su huella indeleble en cada secuencia plasmando su gusto por la estética vintage, los filmes de Wong Kar-Wai y Jean-Luc Godard que prácticamente olvida profundizar en su propio guion explotando la propuesta argumental.
Quizá ahí radica la diferencia entre Les amours imaginaires y su anterior obra, L’ai tué me mère. Mientras que en la primera el principal cometido eran los oscuros encuentros entre los personajes protagonistas (un adolescente y su madre) donde amor y odio se confundían: la carga argumental; en ésta ocasión nos ofrece una historia cualquiera, transformada en bohemia a través del tratamiento de video arte que la convierte en algo más parecido a un espectáculo de pirotecnia: no importa lo que relata, sino cómo se relata.

A título personal. Aunque me gustan las dos (sí: en realidad sí, pero intento ser objetiva a la hora de comentarlas) puestos a elegir me quedo con J’ai tué me mère. De Les amours imaginaires me gusta el argumento y creo que podría haber dado mucho más de sí, pero resulta algo aburrida y llegados a cierto punto su único atractivo es a nivel estético, lo que decimos: parece ser que la trama se perdió en algún lugar en los primeros 20 minutos... una lástima, en realidad.
Como “curiosidad”: Dolan prepara ahora mismo su próxima película, Laurence Anyways, que tratará sobre la historia de amor imposible entre un hombre y una mujer después que él decide practicarse un cambio de sexo. Dícese que debiera estrenarse a principios de 2012, y lo cierto es que tengo no poca curiosidad por ver qué puede salir de ahí.

Para hacer boca:



Algo que Ver: J'ai tué me mère



Título: I killed my mother [J’ai tué ma mere]
Año: 2009
País: Canadá
Idioma: Francés
Género: Drama, Biografía
Duración: 96 minutos
Director: Xavier Dolan-Tadros
Escrita por: Xavier Dolan-Tadros
Productor: Xavier Dolan-Tadors, Carole Mondello, Daniel Morin
Reparto: Xavier Dolan-Tadors, Anne Dorval, François Arnaud, Suzanne Clément, Patricia Tulasne, Niels Schneider, Monique Spaziani, Bienca Gervais, Benoît Gouin
Música: Nicholas Savard-L'Herbier
Fotografía: Nicolas Canniccioni, Stéphanie Anne Weber Biron

Sinopsis: Un adolescente desarrolla poco a poco un odio visceral hacia una madre retrógrada y culpabilizante. Todo en ella le irrita, desde su comportamiento vulgar hasta su vestuario de mal gusto. Pero por mucho que el muchacho le inunde de reproches, ella finge indiferencia o se abandona al juego de la reprimenda, el tiempo de estallar y pronto olvidar. Aclamadísimo debut en la dirección de Xavier Dolan-Tadros, que con sólo diecinueve años dirige, escribe, produce e interpreta el film. Seleccionada por Canadá como candidata al Oscar 2010 en la categoría de Película de habla no inglesa.”

Algo que decir: Primera película de Xavier Dolan-Tadros, que se estrena al mismo tiempo como escritor, director y productor, con un par de cojones. Escrita, o eso se dice por ahí, cuando éste tenía 16 años, la realización se “postergó” hasta sus 19: edad igualmente bastante temprana para estrenarse en términos de dirección, a mi parecer; el chaval entra por la puerta grande, con un éxito relativo y una carta de presentación bastante decente, si bien no deja de ser el batiburrillo que cabe esperar de un director tan joven e inexperto: sus influencias, muy notorias (Van Sant, Wong Kar-Wai, la Nouvelle Vague..), pasan de ser meras referencias a pequeños plagios en toda regla: los recursos de uno y de otro se entremezclan de forma a menudo poco coherente generando cierto cacao grumoso y difícil de tragar.

Argumentalmente, J’ai tué me mère cuenta la historia (en parte, dícese también, autobiográfica) de un chaval obsesionado con que su madre lo odia. Y es así: trata de la clásica obsesión adolescente de “yo contra el mundo” o, dicho de otra forma “yo contra mi madre”. Hubert, nuestro protagonista, es un chico no poco insoportable: inmaduro, pijolo, egoísta, victimista, y con una adorable inclinación al griterío gratuito; enfrentado a una madre algo chapada a la antigua y bueno, sí: peculiar, pero ¿qué madre no lo es?
A mí me da la impresión de que Dolan pretendía que uno se pusiera en el lugar de Hubert viendo la película, pero consigue un efecto bastante adverso: le coges incluso más rabia a él que a su madre, porque ella resulta irritante, pero es que lo suyo es insufrible

A mí ésta película me generó sentimientos encontrados. Por un lado me gustó porque me resultó amena de ver y, bueno: tira de multitud de recursos ya gastados, recopilados de aquí y de allá, que no terminan de encajar bien juntos pero que considerados por separado resultan bastante atractivos. Por contra me disgustó el no poder identificarme con ninguno de los personajes: todos resultan demasiado forzados, están en un extremo u en el otro, y no encuentran un término medio; y en fin, también lo que ya comentaba más arriba: quiere mezclar tantas cosas, todas a la vez, que al final no hay por dónde cogerlo es como pedir en un restaurante y, como no te decides entre dos (en su caso, alguno más) platos, pedir que te los pasen juntos por la Thermomix y a ver qué sale.

En definitiva. Me ha parecido interesante, siendo la primera de la que podría en un futuro no muy lejano devenir en una filmografía con títulos a tener en cuenta: como primer intento es destacable, reúne más contras que pros pero igualmente merece la pena verla. Próximamente le echaré un ojo a su segunda producción, Les Amours Imaginaires, estrenada en 2010 y que por lo que veo también interpreta, dirige y todo él mismo: ya os contaré qué tal. Por ahora me parece que estamos ante un embrioncito de director, algo pequeño y un poco ambiguo que si se pule como debiera podrá llegar bastante lejos.

Para hacer boca: